Vallarta prepara sistema de bicicletas públicas gratuito

El alcalde confirmó que la ciudad “podría” tener un sistema gratuito de bicicletas de uso público. La prioridad será ordenar el espacio para que los traslados cortos sean seguros y predecibles. La propuesta se presenta como un proyecto de movilidad sustentable y de conectividad urbana, con beneficios directos para la salud y el medio ambiente. La lógica es sencilla: primero rutas claras y continuas; después, racks y bicicletas.

El financiamiento será clave para el ritmo de ejecución. Munguía señaló que gestionará recursos del impuesto al hospedaje a través del Fideicomiso de Turismo. Con ello se busca alinear el flujo turístico con necesidades de la ciudad, en lugar de ponerlos en competencia.

Dónde irían los primeros racks

El ayuntamiento trabaja con nodos que ya concentran viajes y conexiones viales. Se mencionó el cruce de avenida Los Tules, bulevar Francisco Medina Ascencio y calle Viena, entre la zona hotelera norte y Versalles. También se propusieron racks en Plaza Caracol, Plaza Lázaro Cárdenas, la zona de la UMA y el extremo sur del Malecón. Son puntos con alta afluencia peatonal y traslados cortos, donde una bicicleta sustituye el “brinco” en coche.

Si se respeta la secuencia planteada, lo primero que notarán los usuarios serán ciclovías continuas y mejor señalizadas. Solo entonces tendrá sentido desplegar el mobiliario y la flota.

Primero las ciclovías, luego el hardware

Un rack sin una ruta segura es un adorno. Por eso la primera etapa contempla rehabilitar y ampliar los corredores existentes. Hablamos de cerrar brechas, repintar, corregir superficies y ordenar cruces. Esas acciones elevan la confianza del usuario y reducen la fricción del viaje diario.

La mejora de la red permitirá observar la demanda real. Con esos datos, el municipio podrá ubicar racks donde se concentren los orígenes y destinos. Así, la segunda fase será más precisa y menos costosa.

Salud, ambiente y viajes cortos

El enfoque es reducir emisiones cambiando viajes de dos o tres kilómetros del coche a la bici. En una ciudad compacta, con zonas hoteleras pegadas a barrios residenciales y áreas comerciales, ese cambio tiene impacto inmediato. Menos tráfico, mejor calidad del aire y más actividad física en rutinas cotidianas. El éxito, sin embargo, dependerá de que los trayectos resuelvan necesidades diarias y no solo paseos ocasionales.

Lo que falta por definir

Aún no hay número de bicicletas ni horarios de operación. Tampoco se ha detallado la distribución por colonias. Esas decisiones determinarán si el sistema servirá de verdad a residentes y trabajadores, además de turistas. La seguridad y el mantenimiento son igual de críticos que la pintura en el asfalto. Detalles básicos como sombra en los racks, señalética clara y accesos seguros a las intersecciones influirán en la adopción, especialmente con calor y humedad.

Seguimiento y tiempos

Si el programa se financiará con el impuesto al hospedaje, conviene fijar hitos públicos. ¿Cuántos kilómetros rehabilitados, cuántos racks instalados y cuántos viajes diarios? Un calendario claro y métricas abiertas darán confianza y permitirán ajustar el diseño sobre la marcha. La dirección está trazada; la credibilidad la marcará la ejecución.

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