Red de drenaje envejecida en Guadalajara amenaza hundimientos

Infraestructura de colectores envejecida en Guadalajara podría causar hundimientos, inundaciones y colapsos viales. Expertos urgen plan de gestión preventiva.

Al menos 19 puntos de la Zona Metropolitana de Guadalajara enfrentan riesgo de hundimientos por el deterioro de su red de colectores, advierte el doctor Arturo Gleason Espíndola, especialista en agua de la Universidad de Guadalajara. Su análisis detecta tuberías construidas entre 1902 y 1977 que ya superaron su vida útil y hoy ponen en jaque la seguridad urbana.

Gleason basó su estudio en el libro Las obras que no se ve. Colectores de Guadalajara (Gobierno de Jalisco, 1997). Con esa referencia, elaboró un mapa de subcuencas y delimitó más de 31 000 hectáreas del valle de Guadalajara donde la infraestructura muestra grietas, filtraciones y materiales obsoletos. Entre los tramos más antiguos destacan el colector de San Juan de Dios y tramos levantados a mediados del siglo XX.

El 4 de julio, un hundimiento en la avenida Malecón del fraccionamiento El Bethel confirmó la urgencia de actuar. El asfalto se fisuró y colapsó al ceder la tierra sobre un colector centenario. El incidente obligó a cerrar la circulación y a desviar rutas de transporte, con un costo de reparación que podría ser hasta diez veces mayor que un mantenimiento programado.

Las áreas de mayor densidad, como López Mateos, Calzada de las Torres, Sierra Morena y Juan Manuel, concentran los tramos en peor estado. Además, el estudio señala que varios colectores proyectados hace casi 50 años nunca se construyeron, lo que deja subcuencas sin capacidad adecuada para drenar aguas pluviales ni residuales. En temporada de lluvias, el agua se estanca, aumenta la presión en tuberías viejas y acelera el colapso.

Entre 1971 y 1977 se instalaron 18 colectores que también superan medio siglo sin renovación: Patria Poniente, Arroyo Hondo, Intermedio del Poniente, Chicalote, Federecha, Historiadores, Talpita, Arroyo, Axacatl, La Cruz, Calle 13, El Colli, Guadalupe, Ciudad Granja, Américas, Ávila Camacho y Amapola. Aunque son más jóvenes, operan bajo las mismas condiciones de desgaste y falta de mantenimiento constante.

Gleason propone un Plan de Gestión Hídrica Sostenible para Guadalajara, con enfoque preventivo. Sugiere priorizar intervenciones en los puntos más críticos, reemplazar progresivamente tuberías obsoletas y concluir los tramos pendientes. También recomienda instalar sensores para monitorear flujo y detectar fugas antes de que deriven en hundimientos.

El especialista advierte que no atender este problema llevará a un ciclo de emergencias: nuevos baches, anegaciones, colapsos viales y disrupciones al tráfico. Las reparaciones de urgencia interrumpen el comercio local y afectan la movilidad diaria de miles de habitantes. Un programa preventivo costaría una fracción de las reparaciones de emergencia y reduciría riesgos a largo plazo.

Para financiar las obras, señala la conveniencia de combinar fondos federales con bonos municipales y alianzas público-privadas. Además, llama a organismos internacionales especializados en infraestructura hídrica para acceder a asesoría técnica y préstamos de bajo interés. Paralelamente, insta a la población a reportar fracturas o hundimientos menores a través de plataformas municipales.

Con la temporada de lluvias en puerta, cada día de retraso eleva la probabilidad de un nuevo colapso. Guadalajara enfrenta una encrucijada: invertir ahora en la modernización oculta de su red de drenaje o prepararse para emergencias costosas que pondrán en riesgo vidas, patrimonio y la fluidez urbana. El riesgo de hundimientos en Guadalajara exige acción inmediata.

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