Puerto Vallarta enfrenta un riesgo serio para su principal fuente de ingresos tras el anuncio de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de que las playas de Mismaloya, Cuale y Camarones no son aptas para uso recreativo por sus altos niveles de contaminación. El sector empresarial advierte que, de mantenerse la alerta, el golpe económico será inmediato y profundo.
Carlos Iván Gómez, director general de Canacope Servitur Vallarta, señaló que la limpieza y el cuidado del entorno no pueden recaer solo en las autoridades. “Los ríos que desembocan en el mar no se contaminan solos, ni solo por culpa del gobierno. Es responsabilidad de todos: ciudadanos, empresas, cámaras y gobiernos. Debemos participar activamente en resolver el problema y fomentar conciencia colectiva”, afirmó.
Gómez insistió en que la forma en que comuniquemos esta alerta puede atenuar o agravar el impacto. Una mala imagen o información imprecisa puede disuadir a visitantes antes de planear su viaje.
Playas contaminadas en Puerto Vallarta demandan acción comunitaria
Ante la alerta sanitaria, varias cámaras empresariales ya diseñan una campaña de limpieza que incluirá voluntarios, comerciantes y grupos civiles. El plan contempla jornadas de retiro de basura, restauración de riberas y talleres sobre manejo de desechos y tratamiento de aguas.
La educación ambiental será clave: los talleres enseñarán desde la correcta disposición de plásticos hasta la importancia de preservar los ecosistemas costeros. Gómez confía en que estos esfuerzos modifiquen hábitos domésticos y comerciales a largo plazo.
La colaboración público‑privada avanza. Los gobiernos de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas ofrecen apoyo logístico y coordinan con dependencias ambientales. Incluso Nayarit, donde el desarrollo ha sido más dinámico, compartirá experiencias y buenas prácticas para turismo sostenible e infraestructuras que eviten descargas nocivas.
Analistas advierten que cada semana de cierre de playas podría costar millones en reservas de hoteles, ventas en restaurantes y servicios turísticos. Ya hay solicitudes de clientes que preguntan por el estado de las playas antes de reservar alojamiento o excursiones.
Gómez propone instalar estaciones de monitoreo de calidad del agua y publicar resultados en tiempo real. La transparencia, afirma, es la mejor vía para recuperar la confianza de turistas e inversionistas.
Para cerrar, hizo un llamado directo: “Una ciudad limpia con playas sanas beneficia a todos, sobre todo a una economía tan ligada al turismo como la de Puerto Vallarta. Vamos a trabajar juntos, proteger nuestros ríos y mostrar al mundo que valoramos nuestros tesoros naturales.”