Iberdrola confirma su salida de México tras 25 años de operaciones y anuncia la venta de sus dos plantas en Puebla. La multinacional nombra a Barclays como asesor para gestionar el proceso de venta, que podría tardar varios meses en completarse.
Iberdrola se va de México por la estabilidad legal
La decisión responde a “preocupaciones sobre la seguridad jurídica y fiscal” bajo la administración actual. Fuentes internas señalan que la empresa busca retirarse de mercados donde faltan garantías legales. En contraste, la presidenta Claudia Sheinbaum negó cualquier vínculo entre la salida y el marco regulatorio y alentó a otros concesionarios de autoabasto a adaptarse a la norma vigente.
Dos plantas en Puebla en venta
Las instalaciones ofrecidas incluyen un parque eólico de 66 MW en Esperanza, con 33 turbinas de 2,6 MW cada una. Este proyecto genera energía limpia para 25 000 hogares y evita la emisión de 67 400 toneladas de CO₂ al año. La inversión nació de una coinversión con ILER, empresa del empresario poblano Gilberto Marín Quintero.
La segunda instalación es un parque solar fotovoltaico de 274 MWp en Cuyoaco, que ocupa 703 hectáreas. Con más de 730 000 paneles, este complejo ilustra el compromiso de Iberdrola con las renovables a gran escala.
Impacto en el mercado y en el empleo local
La salida dejará a Iberdrola sin capacidad de generación en México. Se espera que fondos de infraestructura y empresas regionales pujen por estos activos. Aunque las plantas mantienen contratos de operación que protegen a su plantilla, algunos puestos corporativos podrían reubicarse o ajustarse.
La venta cambiará la dinámica competitiva en los mercados mayoristas y de autoabasto. Para los compradores, la evaluación de riesgos legales será clave. Mientras tanto, la venta marca el fin de una era de colaboración público‑privada y expansión de renovables en el país.