Un sofisticado túnel, presuntamente utilizado para el narcotráfico, fue descubierto el pasado martes 17 de junio durante una operación conjunta entre autoridades mexicanas y estadounidenses en una vivienda particular cercana a la garita de Otay, uno de los cruces fronterizos terrestres más transitados entre México y Estados Unidos.
El pasadizo subterráneo, de aproximadamente 700 metros de longitud, conecta una casa de dos pisos ubicada en la colonia Nueva Tijuana—en la intersección de las calles Macedonio Alcalá y Gustavo Campa—con bodegas del lado estadounidense. Las autoridades creen que el túnel fue diseñado para operaciones de contrabando encubiertas, aunque aún se desconoce cuánto tiempo estuvo en uso ni el tipo de mercancía que se transportaba por él.
El hallazgo se produjo tras una alerta de autoridades estadounidenses, quienes detectaron anomalías en la zona pero no lograron localizar la salida del túnel en su territorio. A raíz de esta información, se pusieron en contacto con la Fiscalía General de la República (FGR), que coordinó la operación de búsqueda.
Fuerzas de seguridad mexicanas—entre ellas elementos de la Guardia Nacional, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)—participaron en el operativo que culminó con el aseguramiento del inmueble. Hasta el momento no se han reportado detenciones.
El delegado de la FGR en Baja California, Víctorino Porcayo, supervisó personalmente la inspección en el sitio. Según informaron las autoridades, continúan los trabajos de análisis estructural y forense del túnel para determinar sus características y posibles vínculos con grupos del crimen organizado que operan en la zona fronteriza.
La sofisticación del pasadizo—por su tamaño, construcción reforzada y orientación—sugiere una operación bien organizada que, probablemente, involucra a redes criminales transnacionales. Aunque no se han presentado acusaciones formales, el caso se investiga como parte de una red de tráfico internacional de drogas.
Los túneles clandestinos han sido una constante en el corredor Tijuana-San Diego, una de las zonas con mayor actividad de narcotráfico en el mundo. Este nuevo hallazgo se suma a una larga lista de descubrimientos similares, reflejando la evolución de las tácticas empleadas por organizaciones criminales para eludir la vigilancia fronteriza.
La Fiscalía no ha confirmado si este túnel tiene conexión con rutas de contrabando previamente descubiertas o con investigaciones en curso. Los esfuerzos actuales se centran en mapear todo el trayecto subterráneo, establecer la cronología de su construcción y dar con los responsables.
Tampoco se ha revelado si la vivienda utilizada como punto de acceso había estado bajo vigilancia previa o si fue construida específicamente para este fin. El hecho de que esté ubicada en una zona residencial ha generado preocupación entre vecinos, quienes piden mayor seguridad y transparencia en áreas cercanas a la frontera.
La operación conjunta representa un nuevo capítulo en la lucha contra el crimen organizado en el norte de México, donde las autoridades enfrentan cada vez más métodos avanzados de evasión. La existencia de un túnel de esta magnitud tan cerca de un importante cruce fronterizo subraya el desafío constante de frenar el comercio ilícito en la región.
Las autoridades continuarán la investigación y se espera que en los próximos días se den a conocer más detalles sobre este caso.