Marcha contra gentrificación Ciudad de México genera confrontación

El domingo 20 de julio por la tarde, decenas de jóvenes y vecinos afectados se reunieron para la segunda Marcha contra gentrificación Ciudad de México. A las 16:00 hrs, partieron de la estación Fuentes Brotantes de la Línea 1 del Metrobús, en la alcaldía Tlalpan, al sur de la capital, exigiendo políticas que protejan a quienes han habitado el barrio por generaciones.

Desde el arranque, agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) formaron un cerco para desviar la ruta y evitar daños en la infraestructura. Con sus escudos, contuvieron el grupo y buscaron impedir escenas como las registradas en la primera manifestación.

La mayoría de los manifestantes coreó consignas rechazando ser tratados como “criminales” y clamó por justicia habitacional. A medida que creció la movilización, los policías reforzaron el bloqueo, lo que tensó el ambiente en varios cruces.

Marcha contra gentrificación Ciudad de México genera tensión

En un momento clave, un grupo de encapuchados rompió el cordón y estrelló vidrios de dos estaciones del Metrobús en la Línea 1. La SSC respondió con tácticas no letales para disuadir la vandalización y restaurar el orden.

Mientras tanto, personal de la Secretaría de Gobierno —integrado en el Grupo de Diálogo y Convivencia— se acercó a los líderes para calmar ánimos. Su objetivo fue mantener viva la causa sin que los desmanes empañaran la protesta.

Al estabilizarse la situación, la caravana cambió de rumbo. Aunque planeaban avanzar hacia El Caminero, optaron por caminar hacia el norte al notar fuerte presencia policiaca en el sur. La mayoría de los participantes vive en Fuentes Brotantes y Santa Úrsula, y exigieron:

  • Controles de renta para evitar aumentos abruptos
  • Fideicomisos comunitarios que garanticen vivienda asequible
  • Mayor inversión pública en servicios y espacios locales

Vecinos y activistas señalaron que el desarrollo inmobiliario acelerado ha desplazado familias al periferia, fracturando el tejido social. “Nuestras casas no son mercancía”, rezaban varios carteles caseros.

La historiadora y activista Mariana López comentó que la segunda marcha aprendió de la primera: “Se clarificó el mensaje, pero la irrupción de encapuchados corre el riesgo de desviar la atención del reclamo principal”.

Hacia las 18:00 hrs, la mayoría de los marchistas se concentró en una plaza cercana, donde portavoces barriólicos dieron breves discursos. Instaron al gobierno a convocar una mesa de diálogo independiente con vecinos, desarrolladores y autoridades municipales.

Aunque no hubo heridos de gravedad ni detenciones, los daños en las estaciones del Metrobús evidenciaron la frágil línea entre protesta pacífica y actos de vandalismo. La SSC informó que abrió carpetas de investigación por los destrozos.

La marcha subraya un debate urbano creciente: a medida que la Ciudad de México se moderniza, ¿quiénes se benefician y quiénes quedan fuera? Para muchos habitantes del sur de la capital, responder a esa pregunta no debe implicar desalojos ni rentas inalcanzables.

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